El
grano de mostaza: Mateo 13,31-32
“Otra parábola les propuso. El Reino de los Cielos es
semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es
ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que
las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo
vienen y anidan en sus ramas”.
Las parábolas no son para ser explicadas. Son un
flash! Entonces, ¿por qué está explicada la parábola del sembrador? Porque la
comunidad primitiva le puso explicación. Jesús no las explicaba. Jesús está
traduciendo lo que Él experimenta de Dios. Pero, ¿cómo percibe Jesús la
divinidad? Jesús percibe la divinidad en lo silencioso, humilde, pequeño. Si le
acepto que si lo acepto, le parece una maravilla, si no lo acepto, no protesta,
no me enjuicia, Dios es absolutamente silencioso, a la espera de cuándo me abro
a su acción y a su gracia
Lo que Jesús experimenta es un Dios humilde, paciente,
esperando sin desesperar a ver cuándo me abro, aguantándome. Sin la experiencia
de Jesús las parábolas no tienen sentido. Ese es el lenguaje de Jesús:
traducciones modestas de lo que acontece en Él, descritas sencillamente para
quien les escucha.
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