8.4.1.
El tesoro escondido: Mt. 13,44.
”... El
Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al
encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va,
vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.”
Aquí
Dios es el tesoro. Imaginemos que es Jesús
que descubre a Dios en Él, se la juega todo. Lo mismo nosotros, el día
que descubramos a Dios, nos la jugamos todo por tenerlo
¿Cómo
entiende Jesús la Divinidad? Haciendo la voluntad de Dios. Tener ese tesoro
implica la voluntad de Dios. Lo mismo en nosotros. El tesoro es la acción de
Dios acogida por mi. Cuando caigo en la cuenta de eso, no hay una cosa más
grande que eso. Dios por encima de cualquier cosa, inclusive por encima de su
propia religión.Jesús tuvo que sacrificar la praxis judía muchas veces
desacreditándose, por acoger la Divinidad.
8.4.2.
La perla fina: Mt. 13,45.
“También
es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas
finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene
y la compra”.
Aquí
Dios es el mercader . Aquí es el proceder de Dios frente a nosotros. Dios nos
ve a nosotros como si Dios fuera el mercader y nosotros las perlas. Es la
responsabilidad de Dios. Dios se la juega toda por mí, por tenerme, por
poseerme. En la anterior parábola, yo me la juego todo por Dios; en esta, Dios
se enamora de mi y se la juega todo por mi.
Comentarios
Publicar un comentario