No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir
más o menos sombrío.
Quieres tú, lo que Dios quiere? Ofrécele en medio de
inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de Su providencia.
Poco importa que te consideres un fracasado, si Dios te
considera plenamente realizado a su gusto.
Piérdete confiado, ciegamente en ese Dios que te quiere
para Sí,
y que llegará a ti, aunque no lo veas.
Piensa que estás en sus manos, tanto más fuertemente
agarrado, cuánto más decaído
y triste te sientas.
Vive feliz, vive en paz, que nada te altere, que nada sea
capaz de quitarte tu paz,
ni la fatiga, ni tus fallos.
Haz que brote y conserva siempre sobre tu rostro, una
dulce sonrisa, reflejo de la que
el Señor, continuamente te dirige. Y en el fondo de tu
alma coloca, antes que nada, todo aquello que te llene de
la paz de Dios.
GRACIAS POR SUS PALABRAS..LAS NECESITABA. DIOS LOS CONTINÚE BENDICIENDO.
ResponderBorrarAMEN....HERMOSAS PALABRAS......
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