Río
congelado
Un viajero
muy cansado llegó a la orilla de un río y se percató que No había un puente por
el cual se pudiera cruzar.
Era invierno
y la superficie del río se hallaba congelada. Obscurecía y deseaba llegar
pronto al pueblo que se encontraba a poca distancia del río, mientras hubiera
suficiente luz para distinguir el camino.
Llegó a
preguntarse si el hielo sería lo suficientemente fuerte para soportar su peso.
Como viajaba solo y no había nadie más en los alrededores, una fractura y caída
en el río congelado significaría la muerte; pero pasar la noche en ese hostil
paraje representaba también el peligro de morir por hipotermia.
Por fin,
después de muchos titubeos y miedos, se arrodilló y comenzó, muy cauteloso, a
arrastrase por encima del hielo. Pensaba que, al distribuir el peso de su
cuerpo sobre una mayor superficie, sería menos probable que el hielo se
quebrara bajo su peso. Después de haber recorrido la mitad del trayecto en esta
forma lenta y dolorosa, de pronto escuchó el sonido de una canción detrás de
sí.
De la noche
salió un carruaje tirado por cuatro caballos, lleno de carbón y conducido por
un hombre que cantaba con alegría mientras iba en su despreocupado camino.
Allí se
encontraba nuestro temeroso viajero, arrastrándose con manos y pies, mientras,
a su lado, como un viento invernal, pasaba el alegre y confiado conductor con
su carruaje, caballos y pesada carga por el mismo río.
Esta
historia nos ilustra cómo muchas personas pasan por las dificultades que les
presenta la vida:
Unos se
quedan en la orilla de la indecisión, incapaces de decidir qué camino tomar.
Otros prefieren permanecer allí, tratando de reunir suficiente valor para
llegar al otro lado del problema en que se encuentran. Algunas personas se
arrastran en la vida por temor a que las dificultades se les vuelvan adversas
(se les rompa el hielo). Su fe no es lo bastante fuerte para sostenerlos de pie
en medio de la adversidad. Existen los que van silbando por el camino. Saben en
quién tienen puesta su confianza y su fe es inquebrantable.
Mi querido
amigo, cuando se te presenten por la vida, ríos de adversidades, no debes
temer, ni arrastrarte por la vida. Dios nos ha prometido ayuda y con ésta,
podemos enfrentar la dificultad y llegar con seguridad al otro lado.
"Fiel
es Dios que nunca nos va a dejar ser tentados más allá que nuestras propias
fuerzas. Sino que junto con la prueba, nos dará la fortaleza para poder
resistir." (1 Corintios 10:13)
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